EN CUENTAGOTAS

A través de sus escritos M.I.M.A. nos lleva de viaje, en cuentagotas, por distintos mundos. En primer lugar de viaje por su mente: sus ideas, sus emociones, sus gustos, sus recuerdos, sus inquietudes. Y desde allí a otros mundos. Cuando la leemos, leemos lo que ella leyó, oímos la música que disfrutó, vemos los cuadros que miró. Vivimos con ella sus atardeceres, sus paisajes, sus momentos, sus cavilaciones, las pequeñas escenas. Las historias se van hilando con el ritmo apacible del fluir de un pensamiento que se sorprende a sí mismo. Que se observa y se descubre mientras se goza. Y nos hace gozar a nosotros también. A través de sus ojos vemos belleza, una belleza ingenua y sorprendida, llena de pureza. Deslizándonos por su prosa impecable y clara, María Inés nos lleva al interior de sí misma, y también al interior de los personajes que gradualmente van apareciendo: el escritor componiendo sus novelas, el mendigo armando el rompecabezas de su vida rota, el pintor dibujando su cuadro, la pareja accediendo con contraseña a un mundo inmóvil compartido que no existe. Con sus historias, María Inés nos presenta fotografías de su alma, y nos cuenta también la historia de la fotógrafa. Llegamos también desde su recuerdo a artículos, fragmentos, líneas, ideas, momentos. La trama se va urdiendo. A través de las historias pensamos a María Inés pensando, y en ese juego sabemos también que ella nos está pensando a nosotros, los lectores.